JÓVENES GARCAS
“corruptos de la cotidianeidad”
a los jóvenes que en nombre de sus comidillas de la cotidianeidad no cumplen su palabra.
a los que no tienen palabra.
a los busca prestigio, baratos que quieren ser caros.
a los que ejercen el poder de su talento
a los que se creen superiores al otro –con o sin psicotrópicos-
a los que no piensan la vida
a los que creen que el mundo no se puede cambiar
a los que hacen negocio con la pobreza
a los que se la pasan consumiendo
la vida, las experiencias, los maestros, las vinculaciones
a los que depresivos sistemáticos, a los ambiciosos sistemáticos
a los que especulan con la heredad
a los que neurotizan sus vidas para seguir sentados en el diván
a los que les siguen echando la culpa a su biografía
a los que comercializan la relación con sus padres y viceversa
a los que cambian la vida por el billete
a los que pregonan el fascismo del “está todo bien”
a los que confunden “ser libres” con “ser liberales”
a los que creen que todos pueden elegir
a los que con proteínas siguen sin pensar en los “aproteinados” de esta sociedad
a los boludos que se creen boludos si no garcan
a los que racionalizan sus actos garcaticos
a los que adinosauran la palabra Revolución
a los contrarrevolucionarios consientes
a los que se entregan al capitalismo
a vos, a mí, al cacho de brazo que si pero la pierna no, al reflejo de aquel
Jóvenes, amigos, enemigos, dudosos, cercanos, lejanos
Te digo, estas a un paso de volverte un GRAN GARCA.
2/2014
E.W.
"Por expresa sugerencia de Carlos Aznarez y Norman Briski, saludo a los jóvenes que se entusiasman, a los que luchan, los que no boicotean a su grupo, a los que se alegran por estar vivos y a los libertarios de la vida, con ellos todo".
Ensayos y reflexiones.
martes, 25 de febrero de 2014
jueves, 19 de septiembre de 2013
OLOR A QUESO
Para dejar
de ser uno, (pura entelequia) y comenzar a ser yo (un poco de lo real).
Un hombre revolviendo un tacho de
basura, olía minuciosamente unas fetas de queso. Miraba con cara de búsqueda de
lo que todavía sirve, todavía se puede, todavía se come. ¿Estará muy vencido?, cuanto olor a queso tendrá,
a queso viejo, queso rancio o queso podrido. El hombre huele el queso, mientras
yo me paseo por las góndolas y mis ojos se rechonchan de mirar 475 de
variedades de quesos. Queso a máquina, en hebras, dietético con o sin sal,
mucha crema, poca crema, magro, paquete azul, verde, rojo, rallado en
horma, variedades de quesos, quesos por todos lados. Quesos que
avasallan, cantidad de quesos… frescos, ordenados y etiquetados.
Llorar no es suficiente. Dar plata
no es suficiente. El queso seguirá siendo queso para pocos. Y la distribución para
“todos y todas” se dará solo a partir de los tachos de basura. El tacho de
basura es el centro de distribución de la riqueza. La riqueza se comparte en
los desechos, vómitos y cacas de perros y gatos en bolsitas. Todo mezclado. Con
olor a todo junto.
LOS TACHOS DE BASURAS ES EL ACTO
DEMOCRATICO DE LAS SOCIEDADES DE CONSUMO. Y avanzamos en este sentido, con
derechos, programas de protección, cartoneros unidos, cooperativas de
revoltijos. Más democracia, más tachos de basura. Basura de mierda, basura de
consumo, basura que todavía se puede, se sirve, se reparte.
Y entonces las manos de la excepción,
las manos de este hombre, recogen con la dignidad de los estoicos, los
desechos. ¿Mientras, hasta que, esperando que?
Nacerán y morirán en la excepción. Y
si algunas de esas manos y narices dejan de revisar u oler, otras ocuparan su
lugar.
El hombre no reparó en mi mirada. Seguí
caminando, llore un poquitito, saque 10 pesos y volví al lugar. “Capaz que te
puedas comprar algo” le dije. “gracias” me contesta con una mirada tranquila y continúo
revolviendo el tacho.
Como poetizo mi mierda. Como poetizo
mi consumo. Que somos ¿seres, humanos, clientes, consumidores, individuos,
votantes? Pura basura.
La democracia no es suficiente, diría
Briski. La democracia tal y como la conocemos, no es la democracia. Es una
palabra que se apoderaron los “opresores capitalistas” que se convirtieron en demócratas,
hace poco. Nos quitaron esa palabra y nos hicieron creer que esta es la mejor
forma de vivir. Consumir, vivir, esa es la cuestión. Y nos dormimos en el tiempo
del progresismo para despertar tal vez en una línea de perfectibilidad que te
lleva a ser imperio, o en la misma línea de perfectibilidad que te deja en la excepción.
El subdesarrollo es necesario para el desarrollo, no son etapas, deben
necesariamente coexistir. Solo es cuestión de mudarse de región. Y el norte será otro, pero siempre habrá un
sur.
¿Y qué pasaría si frenáramos el
tiempo del progreso. Y qué pasaría si no hay ningún lado a donde llegar? Y qué pasaría
si comenzamos a discutir una nueva sociedad. Para que el hombre que acabo de
ver deje de oler el queso rancio. Las patas se irían a la cabeza. ¡Epa! “Nos
hacen tragar el mercado junto con la democracia” dijo Alan Badiou cuando anduvo
por Argentina. Yo digo que tendríamos que contagiarnos en la búsqueda de una
nueva sociedad. Como discutimos desde el barro, la democracia es más que ir a
votar cada 2 años. Es pensar al otro, en mi compañero, sus inquietudes, el
vecino, la mierda del perro, la basura, dejar de consumir, y ponernos a
producir, poetizar la vida, pensar como somos otros. Como nos juntamos. ¿Sera
solo cuestión de contagio? Cuantos más pensemos la otredad, sentir al otro, ¡pero pensar para hacer!, levantar la mirada
del celular y salir a la calle, sacarse los auriculares y escuchar un poco el
ruido de la polución, el gran acto libertario de amar… Volvemos todos artistas, tener todos en las
manos el mismo olor a queso. Comenzar a sentir que otra sociedad mejor es
posible. Con la imperiosa tarea de inventarla.
Paradojalmente,
E. W
19/9/13
lunes, 6 de mayo de 2013
LA IDEOLOGÍA Y LA CONCHA
Hoy me acerque al Frente de
Artistas del Borda. Como otras quinientas personas, estuve ahí, fui presente,
estuve presente. Y entre el público visualice a mi ginecóloga. Y pensé en lo
curioso que estuviéramos en ese lugar las dos juntas. En este caso nos unía
algo más que mi concha. Pensaba en como la miraría, ya que estaba acostumbrada
a mirarla desde la camilla o con un escritorio de por medio. Y verla así, como
al desnudo me dio impresión.
Pensé en las ideologías de las
conchas, o en las conchas y su ideología o en algo parecido.
Pensé en cuán de acuerdo estábamos.
Las dos nos encontrábamos adentro del Borda, con los locos, muchos jóvenes y
algunos referentes como Alfredo Moffatt, Nora Cortiñas (entre muchos otros) de este
movimiento que hoy se une en contra de Macri y su inmobiliaria política
represiva.
Pero no éramos los únicos. Afuera
del Borda, en la calle se encontraban unos
50 a 100 militantes de La Cámpora o simpatizantes a ellos, con banderas, stand,
canchas de futbol (¡con arco y todo!) un escenario muy bien preparado, luces y
un generador de importantes caballos.
Dije, podría mi concha estar afuera
con la ginecóloga, pero nos encontramos juntas dentro. Pregunte el porqué de
esta disquisición espacial, y resulto que como tenia banderas políticas que no
querían guardar, se decidieron por fuera, lejos de los locos (porque los locos
no pueden salir del Borda), y adentro un grupo mucho mas improvisado (sin
escenario, con 5 sillas nada mas, un micrófono y dos parlantes). Pero también
mucho más numerosos nos estaba dando muchas enseñanzas que era más que un
espectáculo, una invitación a la
reflexión.
Me pregunte para que estaban los de
afuera, para quien, porque no estaban con los locos, ¿con quién dialogaban?
¿Con una interna de ellos? ¿Con otras agrupaciones políticas? Para quien esa
movida si no era para los locos, claramente no era así, no estaban con ellos,
porque no los iban a dejar salir. De pronto sentí una esquizofrenia política
que hacía que todos los recursos de infraestructura estuvieran donde no tenían
que estar. El orgullo de sostener una bandera. ¿A quién mostramos nuestras
banderas?
Respuestas podrían ser múltiples,
pero bueno, pensé en mi ginecóloga otra vez. En lo involucrado de nuestros
genitales en estas escenas, en todas las ginecólogas y ginecólogos que además
de mirar conchas y culos, miran una realidad que nos convoca.
Observe también, ahí donde quería
estar, como se equivocaban al cercenar la palabra a un hombre loco, porque otro
hombre loco (con mejor aspecto, y con todos sus dientes) le decía que había
algo organizado y que debía cumplirse. Locos todos, ya sea por la rigidez de
una organización que no permitía un devenir mucho más interesante (un poema que
estaba leyendo un interno del Borda que decía algo así como: “Se vino el
redondito en esta sociedad de Octubres, con la mierda de la vida por querer
cantar un canto…”) o por querer engañarlo como a un niño con puras patrañas
(“vamos a otro lado a tomar un mate”), hasta por la fuerza querer sacarle el
micrófono.
Pensé en coger con el loco como
cúspide de lo que un cuerpo hace con el otro al solidarizarse, pero decidí
retirarme con la concha limpia. Preguntándome como se podía involucrar más mis
genitales sin tener que andar copulando por doquier. Estuve presente, me hice
presente, pero algo de la estructura expectante te deja también un poco vacía.
¿Neurosis de mis genitales? No se…
Tal vez un sabor amargo porque
gente tan linda este de pronto tan cerca de la estupidez. Y los que espectamos
tan cerca de la parálisis.
Pero fue un abrupto. Un destiempo.
Y esto es solo una lupa en ese momento. Sé que muchos artistas se acercaron a
apoyar a esta comunidad. Pidiendo por una proceso de desmanicomialización pero
con una alternativa de comunidad terapéutica que deje de aislar a estos
emergentes de la sociedad. (Bandera que tomo la derecha para quedarse con los
terrenos y dejar de invertir lo poco que invierten, pero sin la ultima parte).
Hace tiempo que mis genitales
dejaron de creer que una institución como la cárcel o el manicomio podía
“resocializar”. Es como enseñarle a jugar a la pelota a alguien dentro de un
ascensor. La panacea de la resocialización es un nefasto sistema de
sometimiento progresivo que dejan al sujeto con la vergüenza de los premios y
castigos.
Trabajar se convierte en una
restricción para los jóvenes, locos y aquellos que delinquieron y eso te deja
por fuera de lo que sea.
Me alegro de encontrarme con la loca
de mi ginecóloga… Verla fuera de su consultorio. Asomada para ver lo ideológico
de las conchas y mirarnos como mujeres que somos.
E.W.
5/5/13
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